
De camino a la supuesta tienda comercial, hablábamos de que si recordábamos el como nos conocimos, y el lugar en el que me había besado y dicho lo que sentía, en ese momento solo me reí pues la verdad no recordaba el momento exacto, pero un recuerdo muy borroso me quedaba, como olvidar ese beso en la enfermería de la escuela y como acariciabas mi espalda en aquella camilla cuando me sentía mal, me dolía la cabeza, la verdad era muy consentidor conmigo, nuestra “relación” si, relación, era demasiado linda como para echarla a perder, por lo menos en ese momento.
Éramos muy buenos amigos, claro nos metíamos unas buenas manoseadas, pero nadie lo sabia, en lo absoluto nadie, esa relación era solo de nosotros, todos nos conocían como muy buenos amigos, pero nunca nos descubrieron.
Al llegar casi al súper mercado, te pasaste derecho y no giraste en la esquina que debías, fue ahí donde me di cuenta del rumbo que llevabas, no dije nada, ya te tenia ganas y pues claro no desperdiciaría esa oportunidad, así que opte, por ponerme cómoda, a lo cual tu sonreíste de cierta manera agradable a mi mirada, era una sonrisa entre lujuria, agrado y algo de nervio, mi manera de ponerme cómoda fue desabrochando mi pantalón y quitándome el bra, así mis pezones quedarían libres y se marcarían bajo la playera.
Te mirabas algo nervioso, tal vez no esperabas esa reacción, pero aun así, seguiste el camino.
Al llegar al hotel, pediste una habitación con jacuzzi, un punto a tu favor y la pediste por una noche entera, y pediste que no nos molestaran, subimos, apagaste el celular y apagaste el mío, me tomaste entre tus brazos y comenzaste a oler cada parte de mi, recordando aquellos momentos en que me podías tener cerca, y nos veíamos a diario.
Poco a poco, fuiste comenzando a tocarme, besarme acariciarme, susurrarme al oido, pero antes de comenzar el ritual de nuestra desnudes, me preguntaste si estaba segura, lo cual me sorprendió, a lo cual conteste con una sonrisa de aceptación, y seguiste, quitaste mi playera, mi pantalón y mi pantaleta, después te desvestiste, quedándonos en ese pequeño sillón, te sentaste y me montaste en ti, esa vez me sorprendió que estuvieras relajado y sin encenderte, cualquier hombre en tu lugar ya me la tendría firme.
Tu calma me encanto y me sorprendió, así podía sentarme en tus piernas y podías tocar, lamer y acariciar mis senos, mis pezones podías morderlos, solo te entretenías en acariciarme y saborearme, poco a poco comencé a sentir tu dureza entre mis piernas y eso hizo levantarme un poco, aun no quería aprisionarte en mi, así
Éramos muy buenos amigos, claro nos metíamos unas buenas manoseadas, pero nadie lo sabia, en lo absoluto nadie, esa relación era solo de nosotros, todos nos conocían como muy buenos amigos, pero nunca nos descubrieron.
Al llegar casi al súper mercado, te pasaste derecho y no giraste en la esquina que debías, fue ahí donde me di cuenta del rumbo que llevabas, no dije nada, ya te tenia ganas y pues claro no desperdiciaría esa oportunidad, así que opte, por ponerme cómoda, a lo cual tu sonreíste de cierta manera agradable a mi mirada, era una sonrisa entre lujuria, agrado y algo de nervio, mi manera de ponerme cómoda fue desabrochando mi pantalón y quitándome el bra, así mis pezones quedarían libres y se marcarían bajo la playera.
Te mirabas algo nervioso, tal vez no esperabas esa reacción, pero aun así, seguiste el camino.
Al llegar al hotel, pediste una habitación con jacuzzi, un punto a tu favor y la pediste por una noche entera, y pediste que no nos molestaran, subimos, apagaste el celular y apagaste el mío, me tomaste entre tus brazos y comenzaste a oler cada parte de mi, recordando aquellos momentos en que me podías tener cerca, y nos veíamos a diario.
Poco a poco, fuiste comenzando a tocarme, besarme acariciarme, susurrarme al oido, pero antes de comenzar el ritual de nuestra desnudes, me preguntaste si estaba segura, lo cual me sorprendió, a lo cual conteste con una sonrisa de aceptación, y seguiste, quitaste mi playera, mi pantalón y mi pantaleta, después te desvestiste, quedándonos en ese pequeño sillón, te sentaste y me montaste en ti, esa vez me sorprendió que estuvieras relajado y sin encenderte, cualquier hombre en tu lugar ya me la tendría firme.
Tu calma me encanto y me sorprendió, así podía sentarme en tus piernas y podías tocar, lamer y acariciar mis senos, mis pezones podías morderlos, solo te entretenías en acariciarme y saborearme, poco a poco comencé a sentir tu dureza entre mis piernas y eso hizo levantarme un poco, aun no quería aprisionarte en mi, así

que te pedí que siguieras con ese momento de caricias.
Después me pediste que me girara y te diera la espalda, pero aun sentada en ti, así lo hice, pasabas tus manos en mi espalda, mis caderas, mis nalgas, y te quedaste un rato ahí, abrías mis nalgas para llegar a meter tus dedos en mi, ayudándote de mi lubricación, así era mas fácil insertar tus dedos, y sentirlos dentro de mi era genialmente rico, algo que nadie había hecho antes, esa sensación me derretía, y me hacia gemir de placer, no pedía evitar no abrir la boca y dejar salir ese gemido, y dibujar en mi cara esa sonrisa, y pedía mas, y así lo hacías, mientras poco a poco me penetrabas, , ambos lados de mi estaban siendo usados por ti, una doble penetración era lo que pedía, adivinaste mi pensamiento, era genial, sentirte, así jugaste un rato, para después sacar tus dedos de mi parte trasera y dejando tu pene entre mis piernas, me tomabas de mis caderas y me sentabas en ti, duro y firmemente, era genial tu fuerza y rudeza, a la vez tranquila, porque no me lastimaba, yo saboreaba y gemía, mientras tu lo hacías de igual manera, ambos llegamos a explotar al mismo tiempo, un orgasmo al mismo tiempo, era genial para comenzar la fiesta
Después me pediste que me girara y te diera la espalda, pero aun sentada en ti, así lo hice, pasabas tus manos en mi espalda, mis caderas, mis nalgas, y te quedaste un rato ahí, abrías mis nalgas para llegar a meter tus dedos en mi, ayudándote de mi lubricación, así era mas fácil insertar tus dedos, y sentirlos dentro de mi era genialmente rico, algo que nadie había hecho antes, esa sensación me derretía, y me hacia gemir de placer, no pedía evitar no abrir la boca y dejar salir ese gemido, y dibujar en mi cara esa sonrisa, y pedía mas, y así lo hacías, mientras poco a poco me penetrabas, , ambos lados de mi estaban siendo usados por ti, una doble penetración era lo que pedía, adivinaste mi pensamiento, era genial, sentirte, así jugaste un rato, para después sacar tus dedos de mi parte trasera y dejando tu pene entre mis piernas, me tomabas de mis caderas y me sentabas en ti, duro y firmemente, era genial tu fuerza y rudeza, a la vez tranquila, porque no me lastimaba, yo saboreaba y gemía, mientras tu lo hacías de igual manera, ambos llegamos a explotar al mismo tiempo, un orgasmo al mismo tiempo, era genial para comenzar la fiesta
26 Comments:
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Saluditos!
Si que es buen comienzo para la fiesta... no quiero ni pensar en el despues.. ya me lo imagino todo.. ja..
abrazos..
un abrazo
Monchito
abachobechoapapacho!
Interesante la segunda foto, parece ser que las manos pertenecen a la dueña de esa cola!
*hugs*
¡vaya Eráse una vez...!
Besos besos.
Saludos
saluditos pinshi comadrita del masojeis!
te extrañe me cae, me doy cuenta de que me tengo q dar un buen tiempo de leer los pasados y ponerme al corriente contigo chiquis
chupadotas de clito:D
jajaja!
saludos comadre!
Te dejo unas lamidotas.. portatemal!! :D
un beso
lágrimas de mar
Besitos preciosa
Calidasirena
excelente orgasmo!
bueno cabrón, mientras no hayas pagado todo está bien
amos por tequilaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Tus palabras me llenaron de erotismo.
Te mando un beso
oye si asi comenzo la fiesta como terminó??!!! :O
De lo que me he perdido jaja...
ese es mi msn por si un dia deseas agregarme amiga, el de yahoo solo lo uso para activar unas cuentas, ademas para el blog, pero puedes agregarme en el correo que te he dejado y hablaremos con mas calma, un cordial saludo y aqui ando visitandote.